Capítulo VI: De las eventualidades

domingo, 12 de agosto de 2007


Hay que distinguir los signos de decadencia en la industria del taco (yo he sido testigo) y debe evitarse que se sigan propagando, o al menos generar conciencia sobre los focos rojos, síntoma de que una taquería ya está comenzando a valer madre, o sea a volverse turística o "taco de vieja", también llamados "tacos para fresas", para que me entiendan.

Problema número 1... La salsa.

Un buen taquero -que generalmente corresponde a buenos comensales- le pone la salsa al taco.
Si la salsa (o peor: las salsas) está planteada para que el individuo se la ponga al taco, o eche a perder su taco con múltiples aderezos que no vienen al caso y que son reflejo de la corrupción del gusto taquero, como cebollas dulces, chiles manzanos con rajas de cebolla y harto limón, salsa inglesa, etc.; entonces ese establecimiento está en el camino de la perdición (a ese paso vamos a terminar encontrando chamoy, mayonesa o ¿por qué no? mostaza y catsup). Pa’ que entiendan, toooodo lo que puede llevar un taco es salsa hecha de chile, pastura y sal, es lo único permitido como accesorios.
El taquero sabe de cuál salsa y cuánta debe llevar un taco, el arte de discernir cuánto es mucha y cuanto es "poquita", es propio de taquero experimentado. Recordemos el viejo adagio que reza, "... que al ponerle harta salsa... el de atrás paga", y no se refiere al dinero, por ello hay que moderar el abuso de la salsa, así como el moderar el abuso del alcohol, es un vicio.Si ya para empezar "hay de varias salsas para que le pongas la que quieras", es que el susodicho taquero no domina sus ingredientes y, el taco queda a merced del villamelón que lo quiere sin esto pero con mucho de aquello y algo "para darle sabor" (como si no tuviera), o sea: si no te gustan los tacos, no vengas a corromper el tesoro y de plano a estorbar a los que sí vinimos al taco... mucho ayuda el que no estorba. Además, por más que uno le ponga la salsa que uno quiera, nunca queda igual. Nomás fíjense en el tamaño de la cuchara que usa un taquero (riguroso peltre, tamaño raqueta) y compárenlo con la méndiga cucharita de plástico que te ponen para que asesines tu taco con alguna salsa que no pica y que además algún otro babas ya contaminó con el guacamole de junto.

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